lunes, 17 de junio de 2013

Soñando con senos

Madre,
extraño rostro de diosa
sobre mi hogar de leche,
delicado asilo,
te devoré.

Mi necesidad te tragó
como si fueses comida.

Lo que diste
lo recuerdo en un sueño:
los brazos pecosos envolviéndome,
la risa en alguna parte sobre mi sombrero de lana,
los dedos de sangre atando mi zapato,
los senos colgando como dos murciélagos
y luego precipitándose hacia mí
hasta doblarme.

Ahora los senos que conocí a medianoche
me golpean como el mar.


Madre, puse abejas en mi boca
para evitar comer
y eso no fue bueno para ti.
Finalmente cortaron tus senos
y la leche se derramó a borbotones
sobre la mano del cirujano
y él los abrazó
y yo se los quité
y los planté.

Te he puesto un candado
Madre, querida humana muerta,
para que tus grandes campanas,
aquellos queridos ponis blancos,
puedan galopar, galopar,
donde quiera que estés.



Anne Sexton

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